Glosario de la dieta mediterránea
La dieta mediterránea es un modelo alimentario valioso para mantener una buena salud y para mejorar la calidad de vida. Es considerable su papel en la prevención de enfermedades crónicas degenerativas en términos de reducción de la mortalidad y de la morbilidad. "La dieta mediterránea consiste principalmente en alimentos de origen vegetal: la pasta, presente en diferentes tipos, verduras de temporada sazonadas con aceite de oliva, y queso, todo ello complementado con fruta y con un consumo moderado de vino" (Ancel Keys, 1995).
Las pautas para una sana y saludable alimentación italiana (revisión de 2003), que tienen la función de dirigir a las personas hacia un objetivo nutricional, sugieren que el consumo de frutas y de hortalezas asegura un óptimo aporte de nutrientes tales como vitaminas y minerales. Al mismo tiempo, ayudan a reducir la densidad energética de la dieta por su alto porcentaje de agua y gracias a la acción saciante de la fibra alimentaria. Las frutas y verduras ofrecen muchas posibilidades de elección en cada temporada y lo ideal seria que estuvieran siempre y en abundancia presentes en la mesa, comenzando por el desayuno y, por ejemplo, en las comidas entre horas o en las meriendas. Los hábitos alimenticios de los pueblos del Mediterráneo han ido progresivamente enriqueciéndose con alimentos ricos en proteínas, grasas saturadas y azúcares hasta superar el aporte de nutrientes necesarios.
Con el fin de orientar a la población hacia conductas alimentarias más saludables, el Ministerio de Salud nombró un grupo de expertos para desarrollar un modelo de dieta de referencia que esté en consonancia con el estilo de vida actual así como con las tradiciones alimentarias de Italia. Nace así la pirámide semanal del estilo de vida italiano, que se basa en la definición de la Cantidad de Bienestar (QB) relacionada con los alimentos y con la actividad física. A partir de este modelo se ha elaborado la pirámide de la alimentación diaria, que indica qué porciones de cada grupo de alimentos se deben consumir para que nuestra alimentación sea variada y equilibrada. Por tanto, las QB de los alimentos y de la actividad física, si se aplican adecuadamente a las necesidades de cada individuo, permiten dirigir el estilo de vida hacia un equilibrio entre el consumo de alimentos y el gasto energético; se evita así el sobrepeso y la obesidad que predispone el organismo a un mayor riesgo de patologías cardiovasculares, diabetes, hipertensión y neoplasias.